jueves, 1 de julio de 2010

Alicia espera


Siempre he adorado esta historia, la estética, lo absurdo, lo maravilloso, me gusta cómo me hace sentir leer sobre esta jovencísima viajera, y así me la imagino yo de adulta, yendo de visita.

Las ilustraciones las tome desvergonzadamente de internet para re tomar el deleite estético que provoca este cuento.




Alicia espera

Por Beatriz Sotomayor

Alicia esta supremamente cómoda en aquel jardín exuberante, rebelde e insubordinado.

El pelo castaño de Alicia esta vagamente sujeto por un elástico, en verdad su cuerpo está libre entre su ropa de juglar moderno, pantalones amplios de tela liviana y colorida que cuelgan de sus caderas generosas, sandalias de cuero castigadas por mucha marcha, una polera vieja y desteñida, que alguna vez fue muy brillante con una descripción desvaída de “Drink Me”.

Ella descansa su cuerpo remolón, en una silla muy rococó, de terciopelo purpura.

El té humea desde la larga mesa de banquetes, ruinosa y suntuosa, cuya cabecera ocupa Alicia como invadiendo el asiento de un rey, al costado el único otro ocupante frágil, febril, envejecido, vibrante y brillante cuya cabecita parlanchina y descocada parece flotar en el enorme sombrero de copa raido, el efecto es como un globito arrugado que flota en una pecera, solo que contraviniendo las reglas de la gravedad.

Beben el té en una vajilla finísima, brillante y fantasiosa, o tal vez varias porque nada se parece entre sí.

Alicia aprieta los dientes , deseando estar allí para siempre, que el invierno la pille bebiendo chocolate caliente con sopaipillas y churros en esa misma mesa, en verano serian helados, en otoño las hojas caerían en cámara lenta y en primavera… pero no, ha de ser breve para ser eterno, así de vez en cuando cerraría los ojos y la nostalgia llenará su cabeza castaña de imágenes dulces de posibilidades infinitas y libertad y misterio, y sentirá sobre su vientre, su espalda, su pecho, sus hombros la opresión dolorosa de la nostalgia, que con manos frías subrayaría la distancia.

Un espejo de madera oscura, largo y angosto pensado para gigantes esbeltos espera entre las ramas de una higuera frondosa y gigantesca. Allí expectantes en la sombra los sombreros la miran coquetos, seductores, desafiantes, desdeñosos.


* Encuentre fantasticas ilustraciones inspiradas en Alicia en el Pais de las Maravillas aquí.

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