jueves, 1 de julio de 2010

Princesa Anoréxica II El cuerpo como enemigo




Por Beatriz Sotomayor

Mi punto es que el ideal de belleza, hace que se experimente el cuerpo propio, el que respira, tiene frio, siente placer o dolor, aquel con el que se tiene sexo, se hace el amor, se corre, se duerme, se abriga, aquel con el que se experimenta el mundo… como un espantoso enemigo, cruel, traidor, que se resiste al control.

Si creen que no es para tanto lean lo siguiente, busque anorexic princess en google y en 0,2 segundos me encontré con un foro, aquí va una de las perlas del auto-odio, que allí encontré:

IM A FAT COW!
I EFFING STUFFED MY FACE TODAY! According to www.fitday.com (AWESOME PROGRAM FOR FREE BTW) I had over 1710 calories. I can't believe myself. AND IM SUPPOSED TO BE ON A FAST! I'm nothing but a weak, fat, bitch.

Help me. <3>

¡HOY MALDITAMENTE RELLENE MI CARA! De acuerdo a www.fitday.com (a propósito grandioso programa gratis) engullí 1710 calorías. No lo puedo creer. ¡Y SUPUESTAMENTE ESTOY AYUNANDO! No soy nada más que una débil, gorda, perra.

Ayudenme.<3


La vivencia del cuerpo como enemigo, "esa cosa rebelde que hay que vigilar, porque si no te lleva directo a la obesidad, ese estado espantoso de fealdad absoluta, ese algo que hará que la gente me desprecie ese dejarse estar pecaminoso… vergonzante.

No en vano la gente muy gorda sufre mucha discriminación, porque el resto proyecta en estos todos sus miedos y toda su rabia.

Es para sentir sincera pena por aquellas y aquellos cuya experiencia con su propio cuerpo es tan dolorosa.

Ahora se puede pensar que una niña como la que escribe en el foro, es probablemente alguien que ya venía fregada, que tiene problemas de personalidad que meramente se reflejan en su comer perturbado…

¡Esto no es así, ella es una persona que sufre una enfermedad!

¡No una enfermedad como la disforia de género que le endilgan a la gente trans y que tiene fines de control social, una de verdad como la peste bubónica!.

Para ilustrar mi punto busque en helpguide los efectos de la anorexia sobre el cerebro (la mayoría de estos síntomas, mas muchos otros son comunes a aquella gente que sufre de inanición involuntaria, como aquellxs que estuvieron en los campos de concentración.)

Desbalance de la química cerebral, lo cual provoca que no se pueda pensar con claridad, miedo desmedido a ganar peso, tristeza, ánimo inestable, irritabilidad, mala memoria y desfallecimientos.


Suena muy similar a la histérica insoportable, solo que esto no es reflejo de una personalidad sino síntomas de una dolencia muy grave.



Para finalizar, la anorexia es un extremo al que muchxs llegan en el deseo de controlar un cuerpo odiado, pero la alienación del cuerpo está inscrita en la cultura.



Este fenómeno tiene que ver con la misoginia que sentimos las mujeres, la idea de la necesidad de controlar el propio cuerpo por parte de las mujeres que históricamente hemos sido identificadas con el cuerpo y la sexualidad, aspectos poco prestigiados por excelencia (ver: “no la pesques, es que esta en esos días”) hace sentido, el ayuno acá puede “devolver” la sensación de control y poder sobre sí mismas… especialmente si pensamos que las adolescentes tienen muy poco poder.



A continuación quiero dar un ejemplo sobre como la idea de la racionalidad que debe controlar lo débil e irracional (el cuerpo), está inscrita en la cultura.



Por ejemplo tomemos a Kant, el decía que las emociones y los sentimientos estaban separados de los pensamientos; Para Kant, las emociones y los sentimientos se localizaban en el cuerpo y no eran parte de quienes somos, son lo otro que en el mejor de los casos es lastre (la cruz a sobrellevar) y en el peor de los casos un enemigo en insurrección permanente, imaginemos un hombre (porque el habla de los varones) que piensa así y que es homosexual y con una libido desbordante…



Ese otro/a devaluado (el cuerpo) gritón/a, débil, vicioso, dependiente, necesitado que me lo imagino como un hombre desgastado por el abuso de la heroína, el crack y la pasta base, un otro corrupto en el peor de los casos, infantil en el mejor, que le ofrece revolcarse en el lodo y caer en la abyección al intelectual de mente disciplinada o en este caso en la fealdad vergonzante a la princesa luchadora y decidida.



Por supuesto aquí la posibilidad de disfrutar esta fuera de cuestión el deleite de los sentidos, el encontrarse a gusto en la propia piel es impensable. La idea de escuchar la sabiduría del cuerpo, un chiste.

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